Cricursa: un líder mundial en apuros


Las 300 personas que integran plantilla de Cricursa se concentran frente a la Sagrada Família de Barcelona para reclamar el mantenimiento de los puestos de trabajo amenazados por la situación de concurso de acreedores que afecta a la compañía y el pago de los salarios que se les adeudan

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RESUMEN:

El próximo sábado, día 12 de febrero, las más de 300 personas que integran la plantilla de CRICURSA -empresa líder mundial en la fabricación de vidrio curvado- se concentrarán a partir de las 11h. ante la basílica de la Sagrada Familia para reclamar el mantenimiento de los puestos de trabajo, amenazados por la situación de concurso de acreedores que afecta a la compañía, y el pago de los salarios adeudados.

Los trabajadores y trabajadoras han optado por visibilizar su situación ante uno de los muchos proyectos singulares ejecutados por la empresa alrededor del mundo: la nueva estrella que corona la Torre de la Virgen del emblemático templo diseñado por Antoni Gaudí.

Precisamente, pocos días después de inaugurarse esta monumental creación, la empresa presentaba concurso de acreedores admitiendo una deuda de 60 millones de euros, la mayor parte de los cuales corresponden a importantes inversiones realizadas por la empresa justo antes que la pandemia de Covid-19 paralizara casi por completo la actividad constructora.

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Cataluña está a punto de ver desaparecer una de las pocas empresas con sede en el territorio que puede ser considerada como principal referente mundial en su sector, en este caso la exigente y compleja fabricación de cristales curvados. Una actividad que requiere de sofisticada tecnología y un personal altamente cualificado que ha hecho de CRICURSA la empresa encargada de ejecutar proyectos de gran complejidad técnica en todo el mundo como la reciente construcción del edificio La Samaritaine a cargo del prestigioso estudio Sanaa de arquitectura o la nueva Biblioteca Nacional de Qatar, entre otros muchos.

A pesar del prestigio de la empresa y el elevado volumen de encargos realizados, Cricursa -que cuenta con centros productivos en La Sentiu, Balaguer y Granollers- se encuentra en evidente riesgo de desaparición después de haberse declarado en situación de concurso de acreedores alegando unas deudas con diferentes entidades bancarias e instituciones de crédito por un volumen cercano a los 60 millones de euros. Una situación que desde la empresa atribuyen a la drástica disminución del volumen de negocio provocada por la paralización casi total de los grandes proyectos constructivos como consecuencia de la pandemia mundial de Covid-19, iniciada justo después de que la compañía realizara importantísimas inversiones tecnológicas y destinara más de 22 millones a la adquisición de Cristec Vipla y Vidres Viola, dos empresas catalanas especializadas en la fabricación de vidrio plano. Estas absorciones, con las que la empresa auguraba duplicar su facturación en dos años, fueron la antesala de dos ejercicios de facturación mucho menor a la prevista.

300 puestos de trabajo bajo amenaza

Ante la incertidumbre que afecta al futuro de la empresa, la plantilla de Cricursa ha optado por visibilizar la situación realizando una concentración y posterior asamblea a los pies de una de las obras que ha vuelto a llevar el nombre de la compañía a los medios de comunicación de todo el mundo cómo es la estrella que corona la Torre de Santa María de la Basílica de la Sagrada Familia. Representantes de los trabajadores y trabajadoras expresan «la máxima inquietud» por el desarrollo de un proceso concursal que, en estos momentos, arroja muchas más sombras que luces, sin avances significativos en cuanto a la negociación de las deudas bancarias ni a la llegada de ofertas por parte de otras empresas que ofrezcan «garantías reales y sólidas del mantenimiento de los actuales niveles de empleo y no pretendan tan sólo quedarse a bajo coste con la tecnología, la cuota de mercado y el prestigio de la marca dentro del mundo de la construcción y la arquitectura».

Josep Pérez, abogado de Col·lectiu Ronda que asesora a un grupo de 230 miembros de la plantilla, lamenta que «la actual configuración de la ley concursal no favorezca en absoluto los procesos destinados a garantizar la continuidad de la actividad empresarial y el mantenimiento de los puestos de trabajo, tal y como debería ser, sino que se concentre, primordialmente, en facilitar el cierre y la liquidación primando los intereses financieros». En este sentido, el abogado incide en que esta dinámica propia de los concursos de acreedores «se hace más desgarrador cuando nos encontramos con casos como el de Cricursa, una empresa viable, con una envidiable cuota de mercado y que podría tener un gran futuro. Ahora, podría ser la plantilla, que no tiene ninguna responsabilidad sobre la situación vivida, quien cargue con el peso de un eventual cierre que supondría un golpe dramático para el empleo y el tejido industrial de comarcas como La Noguera, donde actividad de Cricursa es el verdadero motor económico del territorio».

Los representantes de la plantilla explican­ que la decisión de iniciar un calendario de movilizaciones la adoptan por la «imposibilidad de seguir con la situación actual, con compañeros y compañeras a quienes se adeuda el pago de 5 nóminas y afectados por un ERTE, sin perspectivas de mejora y, por contra, con la amenaza de cierre definitivo planeando constantemente sobre una empresa que ya ha perdido grandes contratos porque no tenemos los materiales ni las materias primas para satisfacer los encargos».

«La prioridad -prosigue Josep Pérez- no puede ser otra que salvar los puestos de trabajo y preservar la actividad de una empresa líder que ha sido y puede seguir siendo un verdadero modelo de éxito. Y esto requiere del compromiso de distintos estamentos, pero especialmente de las administraciones que pueden colaborar en proteger el futuro industrial de Catalunya».

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RESUMEN:

El próximo sábado, día 12 de febrero, las más de 300 personas que integran la plantilla de CRICURSA -empresa líder mundial en la fabricación de vidrio curvado- se concentrarán a partir de las 11h. ante la basílica de la Sagrada Familia para reclamar el mantenimiento de los puestos de trabajo, amenazados por la situación de concurso de acreedores que afecta a la compañía, y el pago de los salarios adeudados.

Los trabajadores y trabajadoras han optado por visibilizar su situación ante uno de los muchos proyectos singulares ejecutados por la empresa alrededor del mundo: la nueva estrella que corona la Torre de la Virgen del emblemático templo diseñado por Antoni Gaudí.

Precisamente, pocos días después de inaugurarse esta monumental creación, la empresa presentaba concurso de acreedores admitiendo una deuda de 60 millones de euros, la mayor parte de los cuales corresponden a importantes inversiones realizadas por la empresa justo antes que la pandemia de Covid-19 paralizara casi por completo la actividad constructora.

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Cataluña está a punto de ver desaparecer una de las pocas empresas con sede en el territorio que puede ser considerada como principal referente mundial en su sector, en este caso la exigente y compleja fabricación de cristales curvados. Una actividad que requiere de sofisticada tecnología y un personal altamente cualificado que ha hecho de CRICURSA la empresa encargada de ejecutar proyectos de gran complejidad técnica en todo el mundo como la reciente construcción del edificio La Samaritaine a cargo del prestigioso estudio Sanaa de arquitectura o la nueva Biblioteca Nacional de Qatar, entre otros muchos.

A pesar del prestigio de la empresa y el elevado volumen de encargos realizados, Cricursa -que cuenta con centros productivos en La Sentiu, Balaguer y Granollers- se encuentra en evidente riesgo de desaparición después de haberse declarado en situación de concurso de acreedores alegando unas deudas con diferentes entidades bancarias e instituciones de crédito por un volumen cercano a los 60 millones de euros. Una situación que desde la empresa atribuyen a la drástica disminución del volumen de negocio provocada por la paralización casi total de los grandes proyectos constructivos como consecuencia de la pandemia mundial de Covid-19, iniciada justo después de que la compañía realizara importantísimas inversiones tecnológicas y destinara más de 22 millones a la adquisición de Cristec Vipla y Vidres Viola, dos empresas catalanas especializadas en la fabricación de vidrio plano. Estas absorciones, con las que la empresa auguraba duplicar su facturación en dos años, fueron la antesala de dos ejercicios de facturación mucho menor a la prevista.

300 puestos de trabajo bajo amenaza

Ante la incertidumbre que afecta al futuro de la empresa, la plantilla de Cricursa ha optado por visibilizar la situación realizando una concentración y posterior asamblea a los pies de una de las obras que ha vuelto a llevar el nombre de la compañía a los medios de comunicación de todo el mundo cómo es la estrella que corona la Torre de Santa María de la Basílica de la Sagrada Familia. Representantes de los trabajadores y trabajadoras expresan «la máxima inquietud» por el desarrollo de un proceso concursal que, en estos momentos, arroja muchas más sombras que luces, sin avances significativos en cuanto a la negociación de las deudas bancarias ni a la llegada de ofertas por parte de otras empresas que ofrezcan «garantías reales y sólidas del mantenimiento de los actuales niveles de empleo y no pretendan tan sólo quedarse a bajo coste con la tecnología, la cuota de mercado y el prestigio de la marca dentro del mundo de la construcción y la arquitectura».

Josep Pérez, abogado de Col·lectiu Ronda que asesora a un grupo de 230 miembros de la plantilla, lamenta que «la actual configuración de la ley concursal no favorezca en absoluto los procesos destinados a garantizar la continuidad de la actividad empresarial y el mantenimiento de los puestos de trabajo, tal y como debería ser, sino que se concentre, primordialmente, en facilitar el cierre y la liquidación primando los intereses financieros». En este sentido, el abogado incide en que esta dinámica propia de los concursos de acreedores «se hace más desgarrador cuando nos encontramos con casos como el de Cricursa, una empresa viable, con una envidiable cuota de mercado y que podría tener un gran futuro. Ahora, podría ser la plantilla, que no tiene ninguna responsabilidad sobre la situación vivida, quien cargue con el peso de un eventual cierre que supondría un golpe dramático para el empleo y el tejido industrial de comarcas como La Noguera, donde actividad de Cricursa es el verdadero motor económico del territorio».

Los representantes de la plantilla explican­ que la decisión de iniciar un calendario de movilizaciones la adoptan por la «imposibilidad de seguir con la situación actual, con compañeros y compañeras a quienes se adeuda el pago de 5 nóminas y afectados por un ERTE, sin perspectivas de mejora y, por contra, con la amenaza de cierre definitivo planeando constantemente sobre una empresa que ya ha perdido grandes contratos porque no tenemos los materiales ni las materias primas para satisfacer los encargos».

«La prioridad -prosigue Josep Pérez- no puede ser otra que salvar los puestos de trabajo y preservar la actividad de una empresa líder que ha sido y puede seguir siendo un verdadero modelo de éxito. Y esto requiere del compromiso de distintos estamentos, pero especialmente de las administraciones que pueden colaborar en proteger el futuro industrial de Catalunya».