Primera sentencia que atribuye al amianto la muerte de un ex-trabajador del Metro de Barcelona


La resolución establece que el origen del mesotelioma que causó el fallecimiento del finado en 2019 fue «estar en contacto con el amianto durante más de 20 años» mientras desarrollaba sus tareas profesionales entre 1988 y 2008 como auxiliar técnico

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Por primera vez, una sentencia judicial considera acreditado que la exposición al amianto presente tanto en los convoyes como en las instalaciones del Metro de Barcelona, ​​especialmente en los túneles, es responsable de la defunción de un ex trabajador de la empresa municipal de transporte suburbano. Así lo considera acreditado el Juzgado de lo Social número 8 de Barcelona que señala con contundencia que el contacto continuado con el amianto es «con casi absoluta certeza» el origen del mesotelioma pleural que en el 2019 acabó con la vida del finado, quien entre 1988 y 2008 trabajó en el Metro, primero como auxiliar técnico en instalaciones eléctricas y posteriormente como especialista del servicio digital de voz y datos, «en contacto directo con los convoyes y con el sistema eléctrico del metro de Barcelona».

La sentencia acoge el argumento de la demanda presentada por Col·lectiu Ronda en representación de la familia del fallecido que señala que el difunto «estuvo en contacto con el amianto durante más de 20 años, sin protección ni control médico alguno, siendo la causa del fallecimiento un mesotelioma pleural maligno, enfermedad que consta como profesional en el listado de enfermedades profesionales».

Sobre la presencia de amianto en los convoyes y las instalaciones del suburbano barcelonés, el magistrado recuerda que un informe de Inspección de Trabajo «concluye que la empresa demandada [Metro de Barcelona] reconoce la presencia de amianto y materiales con amianto en las instalaciones y túneles de metro, por lo que desde el año 1987 se realiza una gestión de la exposición al amianto» y que estos materiales «han estado presentes en los convoyes ya sea en los motores o en los zapatos de freno, lo que implicaba la emisión de fibras de amianto al ambiente, especialmente en los túneles». De hecho, en 1990, una evaluación higiénica para determinar los niveles de contaminación ambiental por polvo y gases en los túneles del metro de la capital catalana estableció la presencia en el aire «de amianto aportado por el desgaste a lo largo del tiempo de los antiguos zapatos de freno y por el ambiente exterior a través de la ventilación» así como también «consta la presencia de amianto en distintos aislantes de componentes eléctricos».

Dejar de negar la evidencia

Àlex Tisminetzky forma parte del equipo de abogados de Col·lectiu Ronda junto a Mireia Garcia responsable de la demanda por el reconocimiento del carácter profesional del mesotelioma causante de la muerte del trabajador del Metro. Para el letrado, esta primera sentencia «se convierte en un hito histórico en la lucha de los trabajadores y trabajadoras del Metro de Barcelona para obtener el reconocimiento que merecen las patologías causadas por el amianto que les afectan y que les pueden afectar en el futuro, dados los largos períodos de latencia de las enfermedades que tienen origen en la exposición al asbesto». Desgraciadamente, a pesar de haber obtenido una sentencia favorable pionera, el abogado considera que «es vergonzoso que sólo en tiempos muy recientes Metro de Barcelona haya empezado a admitir ya no su responsabilidad sino la mera presencia de amianto en los convoyes y las instalaciones, al contrario de lo que han hecho durante décadas negando su existencia».

«Es inverosímil que se siga negando a que los trabajadores del Metro han estado expuestos a las fibras de amianto, a menudo sin formación, protección adecuada ni revisiones médicas. Y estamos seguros de que esta sentencia es solo la primera de muchas que están por llegar», afirma el abogado de Col·lectiu Ronda.

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Por primera vez, una sentencia judicial considera acreditado que la exposición al amianto presente tanto en los convoyes como en las instalaciones del Metro de Barcelona, ​​especialmente en los túneles, es responsable de la defunción de un ex trabajador de la empresa municipal de transporte suburbano. Así lo considera acreditado el Juzgado de lo Social número 8 de Barcelona que señala con contundencia que el contacto continuado con el amianto es «con casi absoluta certeza» el origen del mesotelioma pleural que en el 2019 acabó con la vida del finado, quien entre 1988 y 2008 trabajó en el Metro, primero como auxiliar técnico en instalaciones eléctricas y posteriormente como especialista del servicio digital de voz y datos, «en contacto directo con los convoyes y con el sistema eléctrico del metro de Barcelona».

La sentencia acoge el argumento de la demanda presentada por Col·lectiu Ronda en representación de la familia del fallecido que señala que el difunto «estuvo en contacto con el amianto durante más de 20 años, sin protección ni control médico alguno, siendo la causa del fallecimiento un mesotelioma pleural maligno, enfermedad que consta como profesional en el listado de enfermedades profesionales».

Sobre la presencia de amianto en los convoyes y las instalaciones del suburbano barcelonés, el magistrado recuerda que un informe de Inspección de Trabajo «concluye que la empresa demandada [Metro de Barcelona] reconoce la presencia de amianto y materiales con amianto en las instalaciones y túneles de metro, por lo que desde el año 1987 se realiza una gestión de la exposición al amianto» y que estos materiales «han estado presentes en los convoyes ya sea en los motores o en los zapatos de freno, lo que implicaba la emisión de fibras de amianto al ambiente, especialmente en los túneles». De hecho, en 1990, una evaluación higiénica para determinar los niveles de contaminación ambiental por polvo y gases en los túneles del metro de la capital catalana estableció la presencia en el aire «de amianto aportado por el desgaste a lo largo del tiempo de los antiguos zapatos de freno y por el ambiente exterior a través de la ventilación» así como también «consta la presencia de amianto en distintos aislantes de componentes eléctricos».

Dejar de negar la evidencia

Àlex Tisminetzky forma parte del equipo de abogados de Col·lectiu Ronda junto a Mireia Garcia responsable de la demanda por el reconocimiento del carácter profesional del mesotelioma causante de la muerte del trabajador del Metro. Para el letrado, esta primera sentencia «se convierte en un hito histórico en la lucha de los trabajadores y trabajadoras del Metro de Barcelona para obtener el reconocimiento que merecen las patologías causadas por el amianto que les afectan y que les pueden afectar en el futuro, dados los largos períodos de latencia de las enfermedades que tienen origen en la exposición al asbesto». Desgraciadamente, a pesar de haber obtenido una sentencia favorable pionera, el abogado considera que «es vergonzoso que sólo en tiempos muy recientes Metro de Barcelona haya empezado a admitir ya no su responsabilidad sino la mera presencia de amianto en los convoyes y las instalaciones, al contrario de lo que han hecho durante décadas negando su existencia».

«Es inverosímil que se siga negando a que los trabajadores del Metro han estado expuestos a las fibras de amianto, a menudo sin formación, protección adecuada ni revisiones médicas. Y estamos seguros de que esta sentencia es solo la primera de muchas que están por llegar», afirma el abogado de Col·lectiu Ronda.