La plantilla de Wallbox ratifica el acuerdo


A través de la negociación, los representantes de la plantilla han logrado que la empresa redujera la afectación inicialmente prevista, pasando de una propuesta de 145 extinciones a los 92 despidos finalmente acordados.

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Wallbox, una de las empresas catalanas con mayor proyección internacional del momento, ha alcanzado un acuerdo con su plantilla en Barcelona para extinguir el puesto de trabajo de 92 personas, 53 menos de las inicialmente propuestas por la compañía, referente mundial en el sector de la fabricación de baterías y sistemas de carga eléctricos, principalmente dirigidos al sector de la automoción. La plantilla, mediante votación, ha ratificado el acuerdo que permitirá a las personas que vean extinguido su puesto de trabajo percibir una indemnización equivalente a la de un despido improcedente (33 días por año trabajado) incrementado adicionalmente con el pago de 2000 euros. Wallbox inicialmente planteaba una indemnización de tan sólo 20 días de salario por año trabajado argumentando la existencia de causas económicas válidas para el despido colectivo como consecuencia del encadenamiento de tres trimestres consecutivos con resultado económico negativo.

Plan de ahorro de 50 millones de euros y grandes perspectivas

Albert Vallribera, abogado de Col·lectiu Ronda que ha participado en el proceso negociador en representación de una parte significativa de la plantilla, ha reconocido tener un sentimiento "agridulce" respecto al acuerdo alcanzado. «Es positivo haber conseguido que la empresa reduzca de forma importante la afectación prevista en términos de puestos de trabajo extinguidos y haya accedido a incrementar las cantidades indemnizatorias, pero resulta frustrante ver como una empresa que constantemente anuncia nuevos hitos y mantiene inmejorables perspectivas de futuro puede hacer uso de las facilidades otorgadas por la reforma laboral de 2012 para impulsar un despido colectivo. Unas facilidades que, recordémoslo, se han mantenido intactas con la última reforma laboral».

El expediente de despido colectivo presentado a inicios de febrero por la multinacional catalana forma parte del plan de acción destinado a conseguir un ahorro de 50 millones de euros a lo largo de este año. Una iniciativa que llega después de que Wallbox viviera un 2022 complicado en términos de valoración en Bolsa derivado de la ralentización en el ritmo de crecimiento y consolidación del mercado global de la movilidad eléctrica. «La empresa es una start-up, una compañía muy joven, y en su plan de negocios ya se contemplaba que en este momento todavía tendría pérdidas. Pero lo que vemos es que mientras se negociaban estos despidos con una postura dura por parte de la empresa en cuanto a los importes indemnizatorios, Wallbox no ha dejado de anunciar novedades significativas respecto a su posicionamiento en el mercado global y de incrementar el volumen de ventas. De hecho, la propia empresa ha hecho pública la previsión de alcanzar la rentabilidad a finales de 2023, un año antes de las previsiones realizadas en el momento de empezar a cotizar en la Bolsa de Nueva York».

A criterio del abogado de Col·lectiu Ronda, la situación vivida en Wallbox, en la que se negocian despidos al mismo tiempo que se informa a los grandes inversores de un adelanto en la previsión de obtener rentabilidades positivas, evidencia «las perversas consecuencias de las facilidades otorgadas para realizar despidos colectivos, permitiendo que una situación de encadenamiento de trimestres negativos justifique despedir a bajo coste a pesar de que esta realidad económica fuera plenamente prevista dentro del plan de desarrollo empresarial inicial y, por tanto, no responda a una situación ni estructural ni coyunturalmente de riesgo para la viabilidad de la empresa».

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Wallbox, una de las empresas catalanas con mayor proyección internacional del momento, ha alcanzado un acuerdo con su plantilla en Barcelona para extinguir el puesto de trabajo de 92 personas, 53 menos de las inicialmente propuestas por la compañía, referente mundial en el sector de la fabricación de baterías y sistemas de carga eléctricos, principalmente dirigidos al sector de la automoción. La plantilla, mediante votación, ha ratificado el acuerdo que permitirá a las personas que vean extinguido su puesto de trabajo percibir una indemnización equivalente a la de un despido improcedente (33 días por año trabajado) incrementado adicionalmente con el pago de 2000 euros. Wallbox inicialmente planteaba una indemnización de tan sólo 20 días de salario por año trabajado argumentando la existencia de causas económicas válidas para el despido colectivo como consecuencia del encadenamiento de tres trimestres consecutivos con resultado económico negativo.

Plan de ahorro de 50 millones de euros y grandes perspectivas

Albert Vallribera, abogado de Col·lectiu Ronda que ha participado en el proceso negociador en representación de una parte significativa de la plantilla, ha reconocido tener un sentimiento "agridulce" respecto al acuerdo alcanzado. «Es positivo haber conseguido que la empresa reduzca de forma importante la afectación prevista en términos de puestos de trabajo extinguidos y haya accedido a incrementar las cantidades indemnizatorias, pero resulta frustrante ver como una empresa que constantemente anuncia nuevos hitos y mantiene inmejorables perspectivas de futuro puede hacer uso de las facilidades otorgadas por la reforma laboral de 2012 para impulsar un despido colectivo. Unas facilidades que, recordémoslo, se han mantenido intactas con la última reforma laboral».

El expediente de despido colectivo presentado a inicios de febrero por la multinacional catalana forma parte del plan de acción destinado a conseguir un ahorro de 50 millones de euros a lo largo de este año. Una iniciativa que llega después de que Wallbox viviera un 2022 complicado en términos de valoración en Bolsa derivado de la ralentización en el ritmo de crecimiento y consolidación del mercado global de la movilidad eléctrica. «La empresa es una start-up, una compañía muy joven, y en su plan de negocios ya se contemplaba que en este momento todavía tendría pérdidas. Pero lo que vemos es que mientras se negociaban estos despidos con una postura dura por parte de la empresa en cuanto a los importes indemnizatorios, Wallbox no ha dejado de anunciar novedades significativas respecto a su posicionamiento en el mercado global y de incrementar el volumen de ventas. De hecho, la propia empresa ha hecho pública la previsión de alcanzar la rentabilidad a finales de 2023, un año antes de las previsiones realizadas en el momento de empezar a cotizar en la Bolsa de Nueva York».

A criterio del abogado de Col·lectiu Ronda, la situación vivida en Wallbox, en la que se negocian despidos al mismo tiempo que se informa a los grandes inversores de un adelanto en la previsión de obtener rentabilidades positivas, evidencia «las perversas consecuencias de las facilidades otorgadas para realizar despidos colectivos, permitiendo que una situación de encadenamiento de trimestres negativos justifique despedir a bajo coste a pesar de que esta realidad económica fuera plenamente prevista dentro del plan de desarrollo empresarial inicial y, por tanto, no responda a una situación ni estructural ni coyunturalmente de riesgo para la viabilidad de la empresa».