25-N. Contra todas la violencias machistas


Cada año, el 25 de noviembre llega para recordarnos lo que ya es una lacra: la violencia machista hacia las mujeres, por el mero hecho de ser mujeres. Pero hablemos de violencias en plural, porque son las físicas y sexuales pero también las institucionales, las del ámbito laboral, médico o familiar. Violencias que en conjunto conforman un marco estructural lleno de realidades desgarradoras que atentan contra la dignidad de ser mujer.

Este año, la jornada viene  rodeada también por la puesta en marcha de la nueva ley conocida como la del "sólo sí es sí", para luchar contra las agresiones sexuales, poniendo por primera vez el consentimiento en el centro. Pero una ley que ya está topando con la interpretación voluntarista judicial contra el avance del feminismo.

La conceptualización del consentimiento supone un cambio de paradigma fundamental, dado que sitúa a la persona, a la mujer, en este centro: la falta de consentimiento es la base del delito sexual y, por tanto, cualquier acto sexual sin consentimiento se puede considerar agresión. El hecho de que de esta ley se hayan derivado algunas revisiones de sentencias a la baja podría considerarse un hecho ideológico, dado que éste, el de la rebaja de las penas, no es el espíritu de la normativa, que fusiona dos delitos en uno solo por intentar cumplir con las recomendaciones de la ONU y con algunos convenios internacionales ratificados por el Estado español sobre agresiones sexuales. A partir de ahora todas las agresiones sin consentimiento serán condenadas dentro de una horquilla jurídica más amplia, incluyendo nuevos delitos.

Desde Colectivo Ronda pensamos que no se puede perder de vista el objetivo de la ley, que pone el foco sobre la libertad sexual de las mujeres y que supone un avance de derechos. Una ley que permite lo que debería ser evidente: que aunque no exista violencia o intimidación también es una agresión. Pero en un contexto social donde todavía hay mucho trabajo por hacer, el pistoletazo de salida de la ley ha servido sólo para evidenciar las polémicas revisiones a la baja, a falta de disposiciones transitorias que regulen su aplicación. Por el momento, y afortunadamente, la Fiscalía ya ha fijado criterios para evitar rebajas de algunas penas e instante a valorar caso por caso.

A la espera de que la ley sea leída como lo que debería ser, un avance con la mirada puesta a la libertad de las mujeres, es necesario que sigamos siempre y cada día denunciando todas las violencias desde una mirada global y desde todos los frentes posibles. Y es que una ley no cambia todo. Ni mucho menos. Y es necesario que en todos los contextos y ámbitos se luche contra esta lacra. "Acusamos y actuamos", como dice uno de los lemas de este año de las concentraciones y acciones para el día 25 de noviembre. Y empezar a construir otros relatos y otras realidades que lleven a la plena libertad y dignidad de todas las mujeres. Para decir ya basta a todas las violencias machistas.

Este año, la jornada viene  rodeada también por la puesta en marcha de la nueva ley conocida como la del "sólo sí es sí", para luchar contra las agresiones sexuales, poniendo por primera vez el consentimiento en el centro. Pero una ley que ya está topando con la interpretación voluntarista judicial contra el avance del feminismo.

La conceptualización del consentimiento supone un cambio de paradigma fundamental, dado que sitúa a la persona, a la mujer, en este centro: la falta de consentimiento es la base del delito sexual y, por tanto, cualquier acto sexual sin consentimiento se puede considerar agresión. El hecho de que de esta ley se hayan derivado algunas revisiones de sentencias a la baja podría considerarse un hecho ideológico, dado que éste, el de la rebaja de las penas, no es el espíritu de la normativa, que fusiona dos delitos en uno solo por intentar cumplir con las recomendaciones de la ONU y con algunos convenios internacionales ratificados por el Estado español sobre agresiones sexuales. A partir de ahora todas las agresiones sin consentimiento serán condenadas dentro de una horquilla jurídica más amplia, incluyendo nuevos delitos.

Desde Colectivo Ronda pensamos que no se puede perder de vista el objetivo de la ley, que pone el foco sobre la libertad sexual de las mujeres y que supone un avance de derechos. Una ley que permite lo que debería ser evidente: que aunque no exista violencia o intimidación también es una agresión. Pero en un contexto social donde todavía hay mucho trabajo por hacer, el pistoletazo de salida de la ley ha servido sólo para evidenciar las polémicas revisiones a la baja, a falta de disposiciones transitorias que regulen su aplicación. Por el momento, y afortunadamente, la Fiscalía ya ha fijado criterios para evitar rebajas de algunas penas e instante a valorar caso por caso.

A la espera de que la ley sea leída como lo que debería ser, un avance con la mirada puesta a la libertad de las mujeres, es necesario que sigamos siempre y cada día denunciando todas las violencias desde una mirada global y desde todos los frentes posibles. Y es que una ley no cambia todo. Ni mucho menos. Y es necesario que en todos los contextos y ámbitos se luche contra esta lacra. "Acusamos y actuamos", como dice uno de los lemas de este año de las concentraciones y acciones para el día 25 de noviembre. Y empezar a construir otros relatos y otras realidades que lleven a la plena libertad y dignidad de todas las mujeres. Para decir ya basta a todas las violencias machistas.